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Es muy importante que no firme ningún documento que pueda comprometer acciones judiciales futuras.
Volkswagen permite comprobar online si su vehículo es uno de los afectados, para saberlo pulse aquí.
Los propietarios afectados tienen diferentes vías para recuperar el dinero invertido con su adquisición. Dentro de la vía civil podrían ejercer:
También podría presentarse por la vía penal una querella colectiva ante la Audiencia Nacional ya que se trata de un fraude con múltiples perjudicados en todo nuestro territorio nacional.
Nuestro despacho piensa que la vía judicial más eficaz para conseguir la restitución del precio pagado o la sustitución del vehículo afectado por el fraude por otro nuevo sin fallo, es la vía civil interponiendo una demanda individual de nulidad por vicios ocultos (no recomendamos la demanda colectiva, cada caso tiene sus propias peculiaridades).
El escándalo “no resulta de un error aislado sino de una cadena de errores que no se rompió en ningún momento”, reconoció Pötsch ante una rueda de prensa este jueves.
De acuerdo con el directivo, el origen del fraude se remonta a 2005 cuando Volkswagen lanzó una ofensiva en el diésel para el mercado estadounidense, detalló el directivo.
Según los primeros resultados, influyeron tres factores, de acuerdo con Pötsch: “errores e infracciones individuales de ciertos empleados en ciertos ámbitos de la empresa”, “debilidades en ciertos procesos”, y “una actitud de parte de algunos que consistía en tolerar las infracciones de la ley”.
Este último punto “es el más difícil de aceptar para nosotros”, añadió, sin detallar la identidad de los responsables, ni su número.
“Ningún negocio justifica superar los límites legales y éticos. Aunque no podemos prever una mala conducta por individuos definitivamente, en el futuro será muy difícil evitar nuestros procesos”, agregó.
Volkswagen, propietaria de 12 marcas, desencadenó en septiembre la mayor crisis de su historia al reconocer que había instalado en los motores de 11 millones de vehículos diésel un software capaz de brindar datos falsos en los resultados de las pruebas ambientales.
Pötsch hizo sus comentarios al presentar un primer balance de dos investigaciones, una interna, que deberá concluir “dentro de poco”, y otra encargada a Jones Day, un bufete de abogados estadounidenses, y que continuará hasta 2016.
En total, 450 expertos han sido movilizados para hallar el origen del escándalo que ha sumido el grupo alemán en una situación “tensa”, según reconoció en la comparecencia Matthias Müller, el nuevo presidente del grupo.
Müller dijo que el grupo de 12 marcas está en una situación “que no es dramática, aunque sí tensa”, y reiteró su promesa de esclarecer el escándalo y de reorganizar el grupo en profundidad.
“La situación es grave, pero no hundirá a la empresa”, prometió.
De momento, Volkswagen ha hecho salir a siete personas, entre ellas su presidente desde 2007, Martin Winterkorn, quien dimitió en septiembre asumiendo la responsabilidad del escándalo, afirmando al mismo tiempo que no había sabido nada antes.
Por el momento, añadió Pötsch, ex director financiero del grupo, “no tenemos pruebas de la implicación (en el escándalo) de miembros del directorio o del consejo de vigilancia” presentes o pasados y agregó que no nombraría a ningún individuo involucrado, porque probablemente sólo un número limitado de personas participó en el engaño.
Pötsch también acordó medidas para mejorar la supervisión en el desarrollo del software de motores para evitar futuras manipulaciones, además de que planea introducir una nueva estructura corporativa que entraría en vigor en todo el grupo a principios de 2017.
El gigante de la industria automotriz alemana cuenta con un volumen de negocio de unos 200,000 millones de euros y unos 600,000 empleados en todo el mundo, sufrió entre julio y septiembre su primera pérdida neta en 15 años (1,673 millones de euros).
El resultado fue consecuencia directa de los 6,700 millones de euros aprovisionados para hacer frente a las consecuencias judiciales del escándalo.
Justo antes de la comparecencia de este jueves, la presión se relajó sobre Volkswagen en otro frente, el de las sospechas de manipulación de las emisiones de CO2 de otros 800,000 coches.
Según dijo el grupo el miércoles, contrariamente a lo que había anunciado, no hay pruebas de manipulación en las emisiones de CO2 de esos vehículos.
Además anunció que por el momento no se ha confirmado el posible impacto negativo en sus cuentas de este caso, valorado inicialmente en 2,000 millones de euros.
Actualmente el Grupo Volkswagen no conoce las implicaciones o efectos que tiene las modificaciones en el motor respecto del consumo, el rendimiento (potencia) y fiabilidad del motor a largo plazo.
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